Sabor de Emily Dickinson (Imagen de Quang Le en Pixabay)

¡Soy nadie! ¿Quién eres? ¿Eres -nadie- también? ¡Somos entonces un par! No lo digas son capaces de descubrirnos – lo sabes. ¡Qué horrible -ser- alguien! Que impudicia -como una rana- decir vuestro nombre – todo el santo día- a un admirativo pantano. (E. Dickinson, poema 288)

Las flores del mal (Charles Baudelaire). Imagen de Josch 13, en Pixabay.

Lector, tú tan bucólico y sereno, hombre de bien, morigerado y cándido, no aceptes este libro satunirno que huele a melancólico y a orgiástico.   Si no cursaste nunca la retórica con Satanás, que es un ladino dómine, no vas a comprender nada, ¡recházalo!, o bien me tomarás por un histérico.   Pero si logras […]

Elegías de Duino (Rainer María Rilke)

¿Quién, si gritara yo, me escucharía en los celestes coros? Y si un ángel inopinadamente me ciñese contra su pecho, la fuerza de su ser me borraría; porque la belleza no es sino el nacimiento de lo terrible (…) (Primera elegía)

El Rey Lear, (W. Shakespeare)

«Mejor así, saberse despreciado que despreciado por igual pero adulado. Ser lo peor, la más baja y abyecta criatura de la fortuna, entra aún esperanza, vive sin miedo. El lamentable cambio parte de lo mejor, lo peor vuelve a la risa. Sé bienvenido, insustancial aire que abrazo, el infeliz que has arrojado al infierno nada […]

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